¿Quiénes son los chicos Buenos? Samuel Bedrich
Hace un mes que se desarrollaron las elecciones y México está tan convulsionado como el 3 de julio. Mientras nuestras ideas se radicalizan sobre conteo de votos o no, busco información a diestra y siniestra y, al hacerlo, no puedo dejar de interrogarme: ¿Quiénes son los chicos buenos de esta película? Permítaseme, por esta vez, invitar al lector a mi mundo, cosa de fijar un par de parámetros: actualmente realizo estudios de posgrado en Lima, Perú. Por la lógica del calendario (llegué acá en abril de 2006), no he tenido más solución que seguir los acontecimientos de mi país sino a través de comentarios de amigos, correos electrónicos, noticieros sobre Internet y, rara vez (porque nunca generé el hábito de sentarme frente a la “caja boba”), en televisión. A los 32 años, ya se carga con un bagage cultural (idiolecto, leí por ahí) relativamente pesado.
Creo en la democracia, pero ante todo, busco mi verdad. Aunque siempre me cuesta un poco de trabajo, y en ello dejo algunas horas, prefiero escuchar y buscar información antes de emitir mi sentir. Valgan, pues, los párrafos anteriores, para decir que estoy viendo, por una vez, a mi país desde fuera, tal vez como quien realiza una diaria investigación, no sin influencias del medio, pero con conocimiento de causa, historia y personajes. Este mes nos ha empujado a pensar en un mundo monocromo, en el que sólo existe lo blanco y lo negro; lo bueno y lo malo: “no contar los votos de nuevo es bueno, porque así lo dice la ley” vs. “contar los votos es bueno, porque nos quita de dudas”.
Pocas personas han cambiado de un bando a otro, más bien, se han afianzado en sus razones. ¿Quién tiene la verdad? O, como diríamos al llegar tarde al cine: ¿Quiénes son los chicos buenos y cuáles los malos? Antes de entrar en esas minucias, deberíamos de considerar un poco al director del film. ¿El director de la película conocía el libreto y sabía cómo terminaba la saga? Hay aspectos que no podemos olvidar: meses antes de la elección, el equipo del PRD acusó al IFE de parcialidad y abandonó la sesión del consejo -incluso la ONU recomendó en 2004 evitar que la selección de consejeros electorales la hicieran los propios partidos políticos- (http://www.envio.org.ni/articulo/2072).
Tampoco podemos dejar a un lado que flota, en Estados Unidos, una nube de dudas sobre la veracidad de la elección que permitió a Bush mantenerse en el poder en 2004. (Al respecto, visitar http://www.gregpalast.com/, http://www.sjlendman.blogspot.com/, -como recomienda Marco Sakai en su editorial de Tiempos de Reflexión de Julio-, o http://www.youtube.com/watch?v=4IfSVQK7Jvo ), ni minimizar que el sistema que utilizó el IFE (Hildebrando117) fue desarrollado por el cuñado de Felipe Calderón.
Tal vez se vuelva necesario informarnos un poco más antes de emitir un juicio. ¿Qué pasaría si leyéramos de forma objetiva –lo más que nos sea posible- la información presentada por el bando opuesto? Pareciera, después de todos estos dimes y diretes, que la fortaleza del IFE, que tanto había sido reconocida en el pasado, no es otra cosa, sino la muestra de la debilidad de nuestras instituciones. Por paradójico que esto parezca, el hecho de que confiáramos en el profesionalismo del órgano electoral y lo veamos ahora en una posición tan débil, pues sus respuestas no han logrado convencer a un amplio sector de la población, muestra que en realidad, el cuestionamiento constante sitia a un castillo cuyos cimientos parecen más débiles que el cuerpo del castillo… como si fuera una escenografía: ¿Quién es el malo, el lobo feroz que sopla a la casa del cochinito o el cochinito que prefirió hacer pasteles para lanzarlos a la cara del lobo y hacer su casa de paja? Hace unos días, comenté en mi blog que las personas tendemos a tomar decisiones de una forma mucho más visceral que racional, y eso lo había comprobado un estudio de René Drucker (presentado en CNN por Carmen Aristegui) realizado en los Estados Unidos, a electores (http://andaryegopolitica.blogspot.com/2006/07/ensayo-contra-la-ceguera.html).
Esto hace un cuestionamiento muy fuerte a la influencia que tienen los medios sobre nuestra mente, pues ello evidenciaría que no decidimos racionalmente quiénes nos gobiernan, sino de forma emotiva, lo que hace que los medios tengan “la razón” (su razón, por supuesto), de su lado, al presentar la información del modo que les parece. (Esto fue cuestionado a la misma BBC durante la última intervención de USA y GB en Irak). ¿Corazón gobierna a razón? En mi búsqueda de información me encontré con algunos extractos de una entrevista que hizo el señor López Dóriga (Televisa-Horario AAA) a López Obrador el día 11 de julio (http://www.youtube.com/watch?v=F4AQZkKgF-E, sugiero ver partes 1, 2 y 3), en que más que una entrevista, parecería que el periodista hace un ataque frontal en contra del candidato (la segunda y tercer partes son muy claras). Es probable que quien está acostumbrado a ver al presentador cada noche lo considere objetivo, pero le invitaría (aunque no hable el idioma) a ver y escuchar noticiosos europeos para analizar si encuentra alguna diferencia (http://www.tf1.fr/, http://www.rfi.fr/portail_es.asp).
Jacobo Zabludowski (famoso presentador mexicanos de los años 70-80) reconoce que las noticias le eran impuestas y hoy día, a sus setenta y tantos años, hace una radio crítica y objetiva… ¿Llegará un día en que López Dóriga lo haga también? Afortunadamente, Internet nos permite analizar lo que sucede a nuestro alrededor. La proliferación de blogs muestra que el poder de la información se atomiza y mucha gente es capaz de dar a conocer su verdad. Es deber de quienes tenemos acceso a la red informativa, abrir nuestros esquemas mentales y después compararla con lo que nos ofrecen los medios masivos. El poder de la información se encuentra en los buscadores y en sitios de Internet donde se pueden ver extractos de noticieros, videos, entrevistas, programas especiales.
Para muestra, un pequeñísimo botón: http://www.youtube.com/watch?v=EMUBb7eogP0 (urnas violentadas distrito 3 IFE) http://www.youtube.com/watch?v=rx-44S6fYHw (“cuchareos del ife”) Desafortunadamente, en México, sólo el 6% de la población tiene acceso a la web, mientras que millones más, rigen sus decisiones de acuerdo con lo que les presentan dos cadenas televisivas principales. ¿Es esta la democracia? Así que por último, antes de respondernos quiénes son los chicos malos y cuáles los buenos, listemos nombres que aparecen hoy en las noticias: Elena Poniatowska, Elba Esther Gordillo, Diego Fernández de Ceballos, Andrés Manuel López O., Felipe Caldreón, Ulises Ruiz, Martha Sahagún, los hermanos Bribiesca, Arturo Montiel y Carlos Monsivais (por seleccionar sólo a algunos) Una vez con la lista, revisemos un poco la información disponible en Internet y decidamos. A la par, hallemos una manera de salir de esta radicalización y lleguemos a puntos de acuerdo sin mancillar el honor de los demás. Ganemos o perdamos, hay posiciones en este país y todos tenemos derecho a pensar diferente: somos humanos y somos mexicanos.
Considero importante, sin embargo, fijar mi posición: vista la situación en que se encuentra el país, lo más óptimo es el recuento, y no esperar a que pase más tiempo. La espera causa incertidumbre y descreimiento. A nadie conviene que el IFE se debilite más y más. Si se siguen encontrando urnas abiertas, si se continúa permitiendo la entrada a las comisiones distritales, ni el voto por voto va a ser solución. Es tiempo de decidirnos a hacer las cosas, es el momento de abrir las mentes, de abrirnos ante la posibilidad de un nuevo mundo: no es una cuestión de chantaje contra ley, es un asunto de confianza en las instituciones en un país donde se nos ha engañado con frecuencia. El tiempo avanza y la fecha límite, el 6 de septiembre, se acerca, pero en la medida que el tiempo pasa, México se vuelve bicolor: cuando sólo hay buenos y malos, mueren indios y vaqueros por igual. ¿Romperemos el ciclo de la historia?
Un par de artículos de interés para hoy:
http://www.eluniversal.com.mx/columnas/59492.html (Columna Katia D Artigues)
http://www.jornada.unam.mx/2006/07/31/011a1pol.php (Artículo Elena Poniatowska)
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