Te lo digo a ti mi hija...y escúchalo tú mi nuera". Al menos eso es lo que dice el dicho: lo que vemos en Brasil y sus protestas frente al mundial puede ser visto de muchas formas. Monreal dice que es una advertencia hacia el futuro: que el futbol, antes usado como herramienta populista y de control mediático se convierte ahora en una arena de debate y que no se les ocurra a los mexicanos pedir el mundial para el 2024 o algo por el estilo.
Otros podríamos pensar que también es una reminiscencia del pasado: lo vivió Díaz Ordaz en el 68 y ya entonces se había aprovechado la mirada internacional para denunciar las terribles condiciones sociales del país.
La pregunta es ¿qué cambió? México parece haber olvidado pronto el 68, pues en 71 vino el Halconazo y la historia de represión e impunidad no termina. Si no lo creen, pregúntenle al relator de la ONU que recién presentó su análisis de la situación de nuestra nación.
Brasil tiene algunos cambios y es ahora un fuerte integrante de los BRICS, pero no por eso han cambiado mucho las condiciones de la calle: inseguridad, racismo y violencia se establecen una vez que la luz del día da paso al alumbrado público (cuando existe). ¿Una de las primeras 5 economías? Tal vez, pero no uno de los ejemplos de justicia e igualdad.
Nuestra América Latina, el perro que se muerde la cola y se enorgullece de haber atrapado una pulga, mientras otra decena continúa sacándole sangre y contaminándolo; acusaciones que forman parte de la retórica, sí, tristemente también de nuestra izquierda culta del sur.
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