Este no es un cuento, no es un invento, ni una traducción de lo que sucede en la frontera entre Líbano e Israel.
Es nuestro México, es Oaxaca, y se lo debemos a ese gobierno que no ve que está siendo el detonador de la pre-revolución mexicana. La nota completa está en La Jornada de hoy, el link está en el título del presente
...Y dijeron: "Ora sí vas a hablar, hijo de la chingada". No veía a su "interlocutor". Elionai no tenía nada que esconder. "Pregunten y les digo", replicó. "Me golpeó en la cara, muchas veces. Me llené de sangre. Cuando me terminó de golpear la cara, ya estaba muy manchado de sangre. Entonces me golpeó las costillas y el abdomen. Del asiento de atrás otro de ellos me agarró la oreja y no sabía lo que hacía hasta que sentí la sangre que me llenaba el cuello". Alza la chamarra que vestía, con una mancha roja que abarca casi la mitad de la prenda. Se quita la camisa y muestra su torso. Enseña la oreja. Su rostro ya lo decía todo. "Malditos que son", exclama una voz desde el público que se ha ido juntando frente al antiguo palacio de gobierno...
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