Samuel Bedrich
Me propuse finalizar mi colaboración antes del 1º de diciembre, con la idea de mostrar que estamos asistiendo a una enunciación de hechos que forman parte de un fenómeno muchos más amplio, e históricamente más trascendente que la toma de protesta de un presidente.
Los humanos, por nuestra relación con el tiempo (lo hemos dividido en fracciones tan pequeñas, que coexistimos al ritmo de un cronómetro), solemos vivir momentos, instantes, fracciones de vida: tenemos el hábito de pensar en el hoy, sin evocar el futuro de largo plazo, y mucho menos acostumbramos voltear hacia atrás para reconocer las pisadas que hemos dejado.
Así como el mundo es tridimensional, con su largo, ancho y alto, el tiempo cuenta también con tres espacios que lo definen, pero a diferencia del mundo, estos son mostrados de forma sucesiva y se exponen en un plano lineal: pasado, presente y futuro.